Shh
Shh, no le digas a nadie lo que pienso. Quiero que me repitas cada verso, bien despacio, olvidando el silencio.
Me encanta cuando pronuncias mi nombre, permitiendo que el cosquilleo se apodere de mi cuerpo, me pones nerviosa apenas rozas mi piel, ¿y cómo negar que eso me guste también?
Tienes harto efecto en mí. Tu voz retumba en mis oídos como una canción sin fin. Tu mirada se pierde en la mía, e intento resistir. Si actúo por impulso quizás me llamarías loca, y no quiero oír esas palabras de tu boca.
Labios que provocan… ¡Aléjate de mí! Produces deseos que no debería sentir… Con mucho esfuerzo me retengo y nos miramos, tú sin saber lo que yo pienso, y es que mi mente se convierte en un desorden si te tengo a mi lado, junto a mí.
Pienso miles de cosas si estás cerca: me pongo propuestas, me contradigo, me desespera el simple hecho de no decidir qué cosa hacer. Y más me molesta es que después que te vas… me arrepiento de no haber hecho lo que en su momento tuve oportunidad.
Quisiera besarte, pero me siento incapaz. No me gusta besar… porque simplemente el corazón se me descoloca, se agita desesperadamente, y la cabeza me da vueltas, ¡me marea! Me exaspera dicha sensación…
¿Y qué puedo hacer? Son sensaciones que no puedo controlar…
Lo que pienso… Lo que pienso no debería saberlo nadie más.
Shh…
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